domingo, 14 de marzo de 2010

MAQUILLAJE. PELUQUERÍA.

Uno de los trabajos más elaborados, pacientes e incluso, porqué no decirlo, absolutamente artesanal es la labor de Mamen Peinado y su equipo. "Madre Amadísima" es una película que transcurre durante unos 60 años, en los que todos los personajes crecemos, envejecemos, pero que además tenemos que añadir los estragos de palizas (pobre Gala los moretones que se llevó), drogas, enfermedades...





Ya en las pruebas en los días anteriores a comenzar el rodaje aluciné, tan pronto tenía 16 años, con la cara totalmente lisa y sonrosada, como tenía unos 36 años llenos de, digámoslo de una forma muy suave, haber vivido mucho. Pero no sólo mi personaje, sino todos, recuerdo la caracterización a Carlos Cabra, que pasaba de ser un joven apuesto y guapo a ser un señor mayor, cansado y desgastado por la mala vida, impresionante el trabajo del equipo de Kaikeyto (la empresa de Mamen Peinado).





Sin olvidar la difícil tarea de los parecidos. La mayoría de los personajes están interpretados por dos e incluso tres actores que, partiendo de un cierto parecido en los rasgos, color de pelo, etc..., tenían que caraterizarnos haciendo un trabajo minucioso hasta el límite. Lunares, forma de las cejas, entrada del cabello, forma de la nariz, todo comenzaba en el set de maquillaje.




Pero la caracterización no sólo sirve para hacer creible la película, estoy absolutamente seguro que a la inmensa mayoría de los actores nos ayuda mucho a construir los personajes. Como ya he comentado en un post anterior, tenía mucho miedo a la hora de afrontar mi personaje a la edad de 36 años, además de todo el trabajo de investigaión y haber visto a Ramón Rivero trabajar para acercarme lo más posible a su interpretación, a su creación de "Alfredito", el día que me ví con toda la caracterización, la peluca con calva incluida, las patas de gallo, las ojeras, esas 4 horas que me pasaba sentado con Mamen y su ayudante poniéndome látex por todos lados, y el sufrimiento del otro Alfredo, el peluquero, para que no le ocurriera a mi nueva melena; ese día me sentí más que nunca con 36 años, eso sí, espero envejecer mejor...



Y no me puedo olvidar de la tarea de las chicas todos los días tapando tatuajes y marcas de piercings....

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